Cámara en mano: Cuetzalan
Nuestro viaje comienza con mucha expectativa. Salimos muy temprano rumbo a la Sierra Negra, al norte del estado de Puebla. El trayecto parece largo pero ya en la carretera, es asombroso notar que la región es verde hacia cualquier lado al que volteamos…sin duda es un lugar lleno de vida.
Al llegar, el paisaje de este pueblo mágico es realmente acogedor. Las calles empedradas, los coloridos tendejones con sus productos tendidos sobre las aceras, el trato amable de los locales, la gran cantidad de indígenas vestidos con impecable traje de manta blanca y esa mirada profunda, nos hace querer conocerlos. Así es Cuetzalan del Progreso.
Cinco días en este pueblo apenas son suficientes para conocer su envidiable riqueza natural y cultural; sin embargo hemos podido captar increíbles imágenes en cada lugar.
El centro histórico del pueblo es un buen sitio para comenzar con una probadita de todo lo que podemos encontrar en este lugar: recorremos el quiosco central y su plaza, que se visten de colorido blanco y rojo mientras platicamos con los locales. Es imprescindible entrar a su imponente catedral y acercarse al gran palo de los voladores en el atrio, y aunque en esta ocasión no pudimos hacerlo, hay que probar los “toritos”, la bebida típica ofrecida en la cantina principal. Y para hacerlo aun mejor, lo más hermoso y disfrutable ha sido poder ver y sentir la caída de la neblina a nuestro paso por las nebulosas calles.
Cuetzalan es uno de los pueblos con mayor presencia indígena del país, así que el contacto con sus comunidades es una experiencia inigualable. En el Centro Gastronómico y Artesanal Ticoteno, tuvimos la oportunidad de comer un platillo típico elaborado con productos agrícolas cultivados en la zona y una preparación muy especial. Además, el grupo de mujeres tejedoras que da sustento a este lugar, nos ofreció una demostración de su trabajo con el algodón y del laborioso uso del telar de cintura, que nos dejó impresionados. También, conocimos el proceso de cultivo de la canela y el café de exportación en la Cooperativa Tosepan Titaniske, una de las organizaciones con mayor segmentación y producción en la región.
Entre las cosas que más nos sorprenden y maravillan está la manera en la que la tradición indígena logra convivir con la comunidad civil. Y en este sentido, la visita al Hospital Regional nos abre los ojos a que las tradiciones y costumbres no deben estar destinadas a desaparecer a manos del llamado progreso, sino que pueden convivir e incluso fusionarse en pro de la comunidad. Así, en el recorrido por el hospital pudimos platicar con médicos alópatas, pero también con hierberos, parteras y hueseros que, aunque resulte extraño, trabajan muy bien en conjunto.
La vida cultural de Cuetzalan es de lo más admirable y alentador, pero el toque complementario que hace de este pueblo un lugar mágico, está en los increíbles escenarios naturales que lo rodean. Aquí te esperan asombrosas cascadas, sitios arqueológicos, vasta vegetación y más… ¡VEN Y DESCUBRE CON NOSOTROS CUETZALAN COMO JAMÁS LO IMAGINASTE!
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